Como la del Joe Arroyo, en Barranquilla (en la gráfica) la iniciativa contempla la imposición de una estatua del maestro Jairo Varela, en el malecón de Quibdó. / Foto wikipedia.

El reconocido docente y músico chocoano, Octavio Panesso, está liderando la propuesta que honraría el nombre y legado musical del fundador y director del Grupo Niche, Jairo Varela Martínez.

Por Antonio Sánchez/ Fotoperiodista.

El docente universitario Octavo Paneso Arango, quien se hiciera famoso internacional con la composición de la letra y música de la canción folclórica “ La Vamo a Tumbá”, se le ocurrió enaltecer la vida y obra de su colega, Jairo Varela, bautizando el malecón de Quibdó con el nombre del compositor salsero nacido en esta capital chocoana.

Queriendo cumplir con este halago le dirigió una carta intención al señor alcalde de la ciudad, Martín Sánchez, para que realizara todas las diligencias político¬ administrativas que conduzcan al cumplimiento de su objetivo: que el malecón de la ciudad lleve el nombre del músico quibdoseño, quien nació frente a la rivera del Atrato, río que sirve de paisaje, transporte y alimento a esta villa de Asís.

Panesso Arango, fundador y director del grupo musical Saboreo, agrupación ganadora de la mejor canción comercial del año 2014 en el Festival Petronio Álvarez, de Cali, sustentó su petición ante el ejecutivo municipal, en los siguientes considerandos:

  • Porque este brillante hijo del Chocó dedicó, casi toda su vida a poner en alto el nombre de nuestro Departamento, del Pacífico y Colombia ante el mundo.
  • Por ser un chocoano que, aun alcanzando magnos pedestales universales, siempre sintió, sembró y expresó, a través de sus canciones, identidad y sentido de pertenencia por el del Chocó; basta citar dos de sus canciones más recordadas: «Atrateño y Mi Tierra Natal»
  • Porque estoy casi seguro de que una propuesta, como ésta, para un personaje que le ha aportado tanto a la música, al canto y a la literatura, sería de gran aceptación general, no solo para nosotros los chocoanos, sino también para Colombia y el mundo.
  • Porque una obra como el Malecón de Quibdó, sitio de grandes expectativas multipropósitos, motivaría, a Gobiernos departamentales, a Colombia y otras Naciones, a invertir, no sólo en el fortalecimiento de esta infraestructura, sino también en otros proyectos, socioculturales y socioeconómicos estratégicos, de mayor envergadura y generación de crecimiento y desarrollo para nuestra Región.
  • Porque el Malecón «JAIRO VARELA MARTÍNEZ» serviría de émulo y gran referente histórico y sociocultural, para la inspiración y educación integral de presentes y futuras generaciones.

Por otras múltiples razones que, a través de todo el proceso de gestión e implementación de la propuesta, con el apoyo de otras instituciones, actores, gestores y la comunidad, seguiremos consolidando y fortaleciendo.
Para el comprender el significado de este propósito alegórico en torno a un hijo del pacífico, nacido en la tierra de San Francisco de Asís, El AfroBogotano reunió algunas voces autorizadas para que ilustraran a nuestros lectores de los alcances de esta proposición cívica y cultural.

Rafael Perea Chalá Alumá, antropólogo afroamericanista.

Quibdó se dispone a honrar con un malecón en el corazón de su ciudad natal, frente a su río simbólico el Grande Del Darién o el Atrato, a Jairo Varela Martínez, un héroe de la contemporaneidad con el propósito de hacerlo siempre bien recordado, como un ser icónico de sus gentes y sus culturas.

La monumentaria y la estatuaria estrategias como mnemotécnicas colectivas

Los pueblos del mundo han tenido, entre otras preocupaciones, perpetuar en la memoria de sí mismos: héroes, hazañas, hechos luctuosos, hechos heroicos, relaciones con el cosmos y todo lo trascendental incluso personajes cuyos nombres no son registrados por historiadores ni por la memoria oficial construida a través del estado, como son los monumentos de los “soldados anónimos”. Capítulo especial es la estatuaria de los héroes fundacionales muy emparentados con los panteones, ciudadelas del recuerdo, paseos de los ilustres, necrópolis, hacen parte del mismo propósito.

Unas de esas formas son los monumentos, las estatuas, la música y en menor medida la pintura. Para el antropólogo ha sido siempre una preocupación decodificar dichos discursos y sus sentidos ocultos, lo que llevó a crear la disciplina arriba descrita. Obviamente, las obras monumentales no solo representan proyecciones de megalomanía de ciertos caudillos dictadores y proyectos políticos, sino que hablan de los sueños de grandeza, sean por casos las catedrales y sus torres que poseen el metamensaje de “elevarse a dios”; los arquitectos y sus proyectos monumentales como los que concebidos y alcanzados a ejecutar parcialmente por Gustave Adolph Hitler. Mas esas prácticas son de antaño en la historia de la humanidad, los megalitos a lo largo de las culturas “prehistóricas”. Las más modernas también lo han hecho como el “Coloso De Rodas”, los cementerios para rendir culto a los muertos, recientemente lo vemos en los héroes de la mafia sus ciudadelas, sus tumbas verdaderas obras de arte y las extravagancias con que adornan sus aposentos finales, salas de visitas, música que suene oh alá por siglos, para ello dejan pagadas por anticipado sus facturas y mantenimiento del lugar.

Quibdó se dispone a honrar con un malecón en el corazón de su ciudad natal, frente a su río simbólico el Grande Del Darién o el Atrato, a Jairo Varela Martínez, un héroe de la contemporaneidad con el propósito de hacerlo siempre bien recordado, como un ser icónico de sus gentes y sus culturas.

Rafael Perea, Antropólogo de la Universidad Nacional De Colombia, sede Bogotá, Doctor en Humanidades Estudios Afrolatinoamericanos de la Universidad del Valle (Cali). Obras: En Torno Al Conocimiento Tradicional-Editorial: Instituto De Investigaciones Ambientales Del Pacífico. Quibdó. Diccionario De Afroamericanismos (Inédito) Improntas Africanas En Los Españoles De América (Inédito) De La Ideología Racista (inédito) De La Música Salsa (inédito)

Héctor Lavoe vive en el alma de todos los chalacos. (Foto: Salserísimo Perú)

Un grupo de salseros se dio cita el sábado 20 de agosto del 2016, fecha del aniversario de Callao, a la plaza que está situada frente a la iglesia Matriz del barrio Castilla para develar el monumento a cuerpo completo de Héctor Lavoe, que se colocó en una de las bancas de dicho lugar.

Andreiza Anaya, Comunicadora étnica.

“Todo lo simbólico es una agenda de diversidad y una representación de nuestra vida misma”

“El reconocimiento visual va de la mano con el reconocimiento histórico cuando hablamos de encontrar escenarios, estatuas, bustos y demás en los escenarios públicos.

Para las poblaciones que han estado invisibilizadas y que no han sido reconocidos sus liderazgos ni sus territorios como agentes de construcción de nación, es muy significativo que tengamos símbolos, signos que generen identificación en una población en particular.

Todos los ejercicios de urbanismo que están interesados por la temática de la identidad y al reconocimiento de una nación diversa deben estar orientados a mostrar y a evidenciar dentro de sus espacios públicos, bustos, estatuas, placas y demás que enaltezcan la labor de un personaje local o de un propio de la población.

Desde los elementos de la comunicación es determinante tener unas imágenes y sus mensajes, donde la narrativa de la ciudad sea una narrativa en clave de diversidad, en donde yo conozca la historia de quien está allí, pero, además, que sienta mía esa historia, y eso solo es posible cuando tenemos una imagen de ciudad que me informe de mi historia y de mi realidad. La planeación y la construcción del urbanismo debería responder a cómo nosotros hemos venido colocando esa memoria en exposición de lo público.

Estas iniciativas tienen un impacto en la dinamización económica desde su aporte al desarrollo turístico, al aporte académico y cultural con estos referentes para las nuevas generaciones.

Narrar la ciudad es justamente poder narrarla desde lo que somos. Contar la ciudad implica también que visualicemos, contemos y escuchemos desde quienes han sido los creadores de la sonoridad en nuestro territorio. Por supuesto que una estatua o un busto nos cuenta la historia contemporánea de maestros o maestras alrededor del tema, que cabe perfectamente dentro la agenda del Decenio Internacional Afrodescendiente que conmina a los Estados y Naciones a desarrollar agendas de reconocimiento y de justicia cognitiva, que no es más que reconocerles a nuestros mayores lo importantes que son en su calidad de portadores de nuestros saberes y promotores del desarrollo.

Todo lo simbólico es una agenda de diversidad y una representación de nuestra vida misma. Comunicar desde lo simbólico nuestra diversidad, también es transformar nuestros territorios en clave de justicia cognitiva”.

Andreiza Anaya. Comunicadora étnica, maestrante en Política Social y cursa Especialización en Estudios Afrolatinoamericanos y del Caribe. Ha sido docente de las cátedras de Comunicación y Desarrollo y Comunicación y Cultura de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.

Douglas Cujar, arquitecto y gestor cultural.

El bautizar con nombres de cultores los espacios de la ciudad mantiene viva la historia regional.

“Todo Monumento o alegoría en espacio público, obra artística conmemorativa que tiene la necesidad de recordar, reflexionar y promover el reconocimiento histórico de una época o personaje que nos deja un legado de su obra visibiliza los aportes culturales, sociales o civiles en la construcción de la identidad chocoana.

Debo empezar por significar que el malecón central fue denominado “Plazoleta de La Palabra” en homenaje al poeta Juan B. Velasco y nada se ha hecho para preservar la memoria de ilustres cantores, poetas, escritores, etc

El bautizar con nombres de cultores los espacios de la ciudad mantiene viva la historia regional de hombres y mujeres que enaltecieron su memoria, pero lo anterior debe hacerse con argumentos de valoración social que perduren en las ideas de las nuevas generaciones.

Jairo Varela fue un gran aportante al engrandecimiento de la nación chocoana, que con la música como vehículo de lucha, con abnegación y sacrificio, aún a costa de su libertad, perseveró por lograr la total emancipación de sus semejantes, y la reivindicación del afroamericano y en especial de su gente. Como tal, se merece no solo que se guarde su memoria en un espacio adecuado, o sea, con las condiciones ergonómicas y estéticas de un Monumento en espacio público, como objeto representativo de nuestra cultura, que a través del arte nos exprese un re-encuentro con su Atrato viajero y su Pueblo natal”

Douglas Cujar Cañadas, es Arquitecto de disciplina, gestor cultural de formación y militante ambientalista. Es creador de las fundaciones Beteguma y Damagua, plataforma en la cual ha llevado a cabo campañas de promoción y recuperación de áreas urbanas como el Malecón, el Teatro Cesar Conto de Quibdó y la valoración del patrimonio material mueble del Chocó.

Monumento al cantante y compositor Joe Arroyo/ foto El Universal

El monumento al cantante Joe Arroyo en Barranquilla, Colombia. Se encuentra ubicada en el parque de los Músicos, en una zona popular y concurrida de la ciudad, muy cerca del estadio Romelio Martínez.  y de una estación del Transmetro (Barranquilla). Es visitada muy regularmente por habitantes de la ciudad, y por ciudadanos extranjeros; según testimonios de personas que viven o trabajan en el popular sector, cerca de 200 o más personas visitan el monumento durante el día. El sitio es una atracción turística. ​

La estatua se le considera un «símbolo de la ciudad» y fue erigida «en su memoria».3

A finales del mes de septiembre de 2013, se inauguró otra estatua del cantante y compositor de música tropical en la ciudad de Cartagena de Indias, lugar donde nació.4

Todas las estatuas del Joe Arroyo se erigieron producto de su legado y como un premio a su carrera musical.

Wagner Mosquera, comunicador y periodista

La referencia cobra vida cuando aupados por el recuerdo y la reseña de la letra y el sonido de Atrateño, nos sentamos en un nítido atardecer a ver caer el sol sobre las gradas del malecón tarareando la legendaria melodía. Y sí, desde el malecón de Quibdó suena bonito y elegante decir “orgulloso soy atrateño.

Jairo Varela y el Malecón de Quibdó han sido socios desde siempre, en un negocio que se consolidó en el cortejo que cada uno le hizo, y todavía le hacen, a la majestuosidad de las aguas del rio Atrato. Ambos, a su manera, le ha dedicado una prosa interminable que a propios y extraños todavía seduce y cautiva de manera muy especial. Escuchar Atrateño en cualquier lugar, significa llegar a Quibdó y contemplar el rio desde las barandas del malecón; pero, sobre todo, significa reafirmar la idea de una chocoanidad unida a las aguas de sus múltiples ríos. El Atrato como el gran referente, el malecón como su mejor vitrina.

El malecón de Quibdó le presenta al Atrato una de sus mejores puestas en escenas a lo largo y ancho de su caudaloso recorrido, y el Atrateño de Jairo Varela, no es más que la reafirmación de ese caudal de creatividad interminable, propio de la extensa obra del ilustre maestro.

La referencia cobra vida cuando aupados por el recuerdo y la reseña de la letra y el sonido de Atrateño, nos sentamos en un nítido atardecer a ver caer el sol sobre las gradas del malecón tarareando la legendaria melodía. Y sí, desde el malecón de Quibdó suena bonito y elegante decir “orgulloso soy atrateño”.

Ponerle el nombre de Jairo Varela al malecón de Quibdó, no es solo un mero homenaje al hacedor de uno de los más icónicos maestros de la salsa, es también la reafirmación de una simbiosis con referentes genuinos y auténticos en una sociedad acostumbrada al dejar pasar las gestas de sus héroes. El homenaje, es el comienzo de un nuevo camino para la cultura de la ciudad y del departamento, es la consolidación de unas nuevas maneras en la percepción de los imaginarios populares, para despertar sensibilidades perdidas.

Jairo Varela y el malecón de Quibdó se merecen. ¡Bienvenido ese homenaje!

Wagner Mosquera. Comunicador Social y Periodista, creador y director de la Revista y el Periódico Afro. Exdirector del Instituto de Deportes y Recreación del Chocó (INDECHO) y Gerente de la empresa Afro Comunicaciones y Asociados. Exconcejal del municipio de Quibdó y Director de Mercadeo y Eventos del Centro Comercial El Caraño de la ciudad de Quibdó. Excandidato a la alcaldía de Quibdó.

El cantante Cheo Feliciano, quien falleció en el 2014 debido a un accidente, ya cuenta con un monumento en la conocida Plaza de los Salseros de Villa Palmeras de Santurce en Puerto Rico. A la ceremonia, donde se dio a conocer la estatua del salsero, se dieron cita diversos músicos puertorriqueños, así como Willie Rosario y El Gran Combo/ foto video Primera Hora/ foto, Video Primera Hora.

Estela Simancas, historiadora

El uso político de la memoria fortalece la identidad de los sujetos sociales desde sus propias representaciones.

“La incidencia en la población reside principalmente en el uso político de la memoria histórica en términos del fortalecimiento de la identidad y del desarrollo cultural de la ciudad.

Cuando hablamos de bautizar una plaza con el nombre de alguien que fue significativo en la memoria colectiva de los ciudadanos, le permite a la comunidad fortalecer el desarrollo cultural, los referentes en la Juventudes y consolidar el valor histórico que tienen los monumentos.

Todos estos procesos de instalación de la memoria responden a dinámicas colectivas, lo que es necesario que estén representados no solamente las élites sino los sectores subalternos y los sectores intermedios.

Es así que, cuando hablamos de memoria colectiva a través de los procesos de monumentalización, implica, que se vean representados todos los sujetos y todas las sujetas sociales. En este caso, estos procesos deben pasar por una concertación colectiva, y a cambio de ser impuesta desde arriba debe responder a un diálogo consensuado con la ciudadanía a través de conversatorios previos que sometan a discusión la instalación del lugar de memoria, sobre todo, cuando se quiere hacer alegoría o recordad un personaje que ha sido vital en el desarrollo cultural de esa ciudad.

El uso político de la memoria fortalece la identidad de los sujetos sociales desde sus propias representaciones. 

Con esto quiero decir que el uso político que hacen los ciudadanos de su memoria es independiente de la investigación histórica que responde a otras interpelaciones.

Estela Simancas. Historiadora, Magíster en historia, docente de la Universidad de Cartagena y coordinadora de la Maestría en Estudios Afrocolombianos de la Pontificia Universidad Javeriana (Cartagena). Con investigaciones sobre historia de la educación en la segunda mitad del siglo XX en Cartagena, particularmente en educación superior en perspectiva de género y así mismo, ha realizado estudios sobre racismo en la ciudad.

Plazoleta Jairo Varela

La plazoleta Jairo Varela, construida por el arquitecto caleño Fredy Pantoja, está ubicada en inmediaciones del CAM, y es una de las zonas emblemáticas de Cali, gracias a la decisión del alcalde Rodrigo Guerrero y al grupo de concejales que, con instinto visionario y sentimiento de reconocimiento a la figura y genio del artista chocoano, fundador y director del Grupo Niche, construyeron en su honor esta zona recreativa y salsera que visitan nativos y turistas colombianos y del exterior. Sus 800 metros cuadrados la convierten en un inaplazable paseo musical. Foto/ Univalle.

¿Quién es Jairo Varela Martínez?

Jairo Varela Martínez/ Pintura Grupo Niche

El maestro Jairo Varela nació el 9 de diciembre de 1949 en Quibdó, en el departamento del Chocó, en el seno de una familia formada por Teresa Martínez Arce y Pedro Varela. Su madre, de paz negra, fue una distinguida intelectual dedicada a la docencia y a las artes: poesía, literatura, pintura y música. Su padre, de raza blanca, fue un comerciante antioqueño y de carácter reservado que los abandonó muy pronto. Sin embargo, nunca faltó nada en su hogar porque además del trabajo de su madre, también su abuelo materno, Eladio Martínez, un hombre muy próspero y primer industrial negro de Colombia, se encargó de él y sus demás hermanos. Jairo siempre rememoró la influencia de su abuelo materno en su forma de asumir la vida. Jairo pasó en Quibdó su infancia y parte de la adolescencia absorbiendo la magia de ésta región.

Por cuestiones de salud tuvo que pasar temporadas encerrado en la casa familiar a pocos metros de la catedral. La música religiosa de los padres franciscanos, que escuchaba a escasos pasos, influyó definitivamente en su gusto por la composición.

En 1966 un hecho marca su vida y la de su familia. Quibdó es casi destruida por un voraz incendio afectando el hogar. En uno de los aviones de rescate de la Fuerza Aérea de Colombia fue llevado a Bogotá, junto con su hermana menor, Martha, para vivir en casa de unos familiares. La vida en Bogotá lo lleva a desarrollar muy en serio su pasión por la música y al margen de trabajos esporádicos de oficina, como uno en la antigua agencia de transportes INTRA, empieza a escribir canciones con tal facilidad que a él mismo lo sorprendía. Comprendió entonces que eso era lo suyo y quemó todas las naves que pudieran impedirle cumplir su objetivo. No fue fácil, dar a conocer su talento, mientras algunos lo admiraban, otros lo ignoran y lo desprecian. Entre más negativas recibía, con terquedad permanecía en el circuito musical participando en jingles, hacía coros, mostraba y cantaba a todo el que podía sus canciones.

En esa dinámica logra su primera oportunidad en la que grabó su primera canción en 1978. “Niche como yo”, que fue totalmente desconocida en esa época. Otras orquesta y cantantes también le grabaron canciones, sin mayor éxito. A pesar de todo, él seguía creyendo en su éxito. En 1979, Disco Daro, cree en su talento y le da lo necesario para grabar su primer trabajo discográfico y entonces viene la creación del Grupo Niche y en esa aventura lo acompañó inicialmente, el arreglista, también Chocoano, Alexis Lozano.

En la radio de la época empezaron a creer que no eran músicos colombianos y se generó un movimiento underground alrededor de la naciente orquesta. Masivamente el grupo no lograba convencer al público.

En 1981 reciben una propuesta de Codiscos, debido a la credibilidad generada en las composiciones y en la música novedosa que se realizaba. Graban el primer álbum “Querer es poder”, donde está incluido su primer éxito en Colombia “Buenaventura y Caney”. A partir de ahí, no hay punto de retorno. Dos años después Alexis Lozano abandona la orquesta porque quiere comenzar su proyecto personal.

En 1984, Jairo Varela, compone la canción que sería el despegue definitivo para él y el GRUPO NICHE, “Cali Pachanguero”. En ese momento tenía al mundo de la Salsa a sus pies y sabría que para mantener el nivel y subir más tendría que ser más creativo. Y realizó varias producciones donde impuso su concepto y el éxito se mantenía.

En 1987, en un gran acto de carácter, decide continuar a pesar de que la mayoría de los músicos entraron en desacuerdos profesionales y personales con él. Acepta la marcha de ellos y tranquilamente en 1988 comienza con un nuevo personal y renovación del estilo logrando un éxito sin precedentes con el álbum. “Tapando el Hueco” que incluye la emblemática canción “Nuestro Sueño”. Fuera de eso cuenta con una de las voces más delicadas de la salsa, el boricua Tito Gómez.

En 1989 marca un hito cuando logra conquistar al público peruano que adoraba con delirio al Grupo Niche. En 1990 y ante la incredulidad del público deja marchar a Tito Gómez, una de las claves de su éxito, y llama a filas al bogotano Charlie Cardona para que sea su reemplazo para grabar el álbum más exitoso llamado “Cielo de Tambores”. Nuevamente fue éxito y también le permitió reconfirmar su lugar de preferencia en públicos como el mexicano. Luego vienen dos décadas de éxito arrollador en todo el mundo y consolidación del nombre. Con la fama también vinieron los conflictos producto de la envidia. En 1996 fue acusado de enriquecimiento ilícito, inocencia que pudo comprobar en los estrados pero que dejo una gran herida en su alma ya que pagó tiempo en la cárcel. Un tiempo que nunca pudo recuperar. La gente le comienza a llamar Maestro porque comenzó a generar una leyenda en su vida gracias a su talento como compositor que no ha sido superado.

En 2012, y aún con su dedicación diaria en el es estudio de grabación, es víctima de un infarto que lo deja sin vida en su apartamento pero que inmediatamente comenzó a generar un mito alrededor de su figura. Hoy, cada vez, que alguien escucha alguna canción del GRUPO NICHE, no deja de comprender la vasta genialidad que poseía.

“Apoyo la iniciativa y espero que el concejo de Quibdó y el señor alcalde la concreten con visión futurista y de progreso para el pueblo” Antonio Ferrer, escultor.”

Álvaro Vélez, Contador de historias.

Vista parcial del Malecón de Quibdó/ Foto El AfroBogotano.

Será fantástico que ese malecón mezcle a su imponente y luminosa estructura la sensación alegre que los colombianos sentimos al escuchar el nombre de Jairo Varela. Para tener en cuenta:

Particularmente me fascinó el monumento a la revolución en Ciudad de México por su construcción monumental, su imponencia y lo que representa para un pueblo.

Torre Eiffel/ foto El Universal

Sin embargo, la torre Eiffel creó en mi un pálpito y una inquietud que no sabría comparar con otra emoción que haya vivido. Empecé a sentir esto poco antes de llegar a la estación del metro en la que debería bajar para ir a conocerla. La estructura de hierro comenzó a asomarse a pedazos: el costado, los arcos, el mirador, la punta, en fin, a través de las ventanas del vagón y viví una sensación indescriptible. Una emoción particular al estar descubriendo algo que había deseado ver de manera presencial toda mi vida y que finalmente ese sueño se convertía en una vivencia que me había prometido tener antes de morir. Fue una especie de logro. Algo así como una meta cumplida.

Algo semejante me ocurrió con el Coliseo Romano pero a este lo tuve de repente ante mis ojos y me maravilló. Fue extraño ver que todo su entorno y el aspecto de su fachada curtida por la historia y por los siglos, finalmente era muy distinta a lo que tenía dibujado en mi imaginación con los trazos de la cinematografía y la fotografía de la televisión y del papel.

Sentí que cumplía con la misión que quizá todos deberíamos tener, de estar conociendo el mundo en que nacimos.

Será fantástico que ese malecón mezcle a su imponente y luminosa estructura la sensación alegre que los colombianos sentimos al escuchar el nombre de Jairo Varela. Un hijo de la entraña chocoana que vivió para apreciar la vida de su pueblo con ojos de alegría y alzó su voz al mundo en rimas de exquisita creación que sin duda inmortalizan al departamento.

Úrsula Mena Lozano, Investigadora y escritora.

“la vida es un cuento que comienzan a referírselo a uno, y uno se muere antes de que se lo terminen de contar”

Calidad, para el Maestro Jairo Varela, todos los merecimientos; y obviamente no puedo decir algo acerca de su vida sin recordar alguna de nuestras entrevistas, como en la que me dijo, en referencia a la influencia artística que le dejó su mamá Teresita, como le decía, y el amor al Chocó y su gente: “Enseñarme a creer en los valores de la tierra, en lo que tenemos; de lo que nosotros tenemos y podemos. Para mí, honradamente, fue una bendición haber nacido en el Chocó, porque si así no hubiese sido, no habría tenido la oportunidad de conocer nuestros aires, de sentir ese folclor, de ver, por ejemplo, una balsada con chirimía, las tonalidades del cielo, y hasta la misma pobreza avalada por el Estado, en todas las épocas. Esas son cosas que, para poderlas cantar, hay que haberlas vivido”.

 

Y ese día, cerró diciéndome, que “a la vida hay que sacarle el mejor provecho, porque la vida es solo un soplo, un pasón”; que “la vida es un cuento que comienzan a referírselo a uno, y uno se muere antes de que se lo terminen de contar”. Premonitorio, no?. Bueno, Cali, con su temprana partida, uno podría pensar que él tenía razón, y no alcanzó a que le contáramos que en reconocimiento todo lo que nos llegó, su presencia, a orillas de su Atrato, permanecerá. 

Úrsula Mena. Consultora de Proyectos Etnoeducativos, Culturales y Sociales; Investigadora, Escritora, Periodista, Docente Universitaria.

Antonio Toca Fernández, arquitecto mexicano.

Durante siglos, muchos monumentos fueron de carácter religioso. Además de catedrales e iglesias, se realizaron innumerables esculturas que dieron nombre a pueblos y barrios.

Usos del espacio público: los monumentos.

Un monumento es una obra pública, arquitectónica o escultórica, en memoria de alguien o de algo, que tiene gran valor artístico o histórico. Es significativo que un monumento se convierta en símbolo, que trascienda su época y se convierta en parte de la cultura de ese país o ciudad. Un monumento puede ser importante por su tamaño, como el Monumento a la Revolución, o por su calidad, como la escultura del caballo que Tolsá realizó para un rey español justamente olvidado. Esa escultura ha viajado por la ciudad, primero estuvo en la plaza del Zócalo, después al inicio del Paseo de la Reforma y finalmente en la plaza, frente al Palacio de Minería, que es otro extraordinario monumento del mismo autor.

Hay monumentos que pueden simbolizar una ciudad, como la columna y la ángela de la Independencia (1910). Aunque se dice que los ángeles no tienen sexo, esa escultura es claramente una victoria alada. Otra, símbolo de Berlín (1873), está sobre la columna de la Victoria y es una estatua similar a la mexicana, aunque menos hermosa. Ambas están en avenidas que son espacios públicos de enorme importancia para la ciudad y sus habitantes.

Adolf Loos dictaminó que sólo una pequeña parte de la arquitectura es arte: el monumento y la tumba. Sin embargo, hay edificios que por su calidad se convierten en verdaderos monumentos. Algunos de los más conocidos son los religiosos y los administrativos; en espacios públicos, o privados.

Los monumentos pueden estar aislados en una plaza o un parque; como el Hemiciclo a Juárez, las esculturas en la Alameda, o sobre una avenida, como los del Paseo de la Reforma: la fuente de Petróleos, el de los Niños Héroes, la Diana, el de Cuauhtémoc, Cristóbal Colón y los Indios Verdes, que movieron a la salida de Insurgentes Norte. Además, hay pequeñas estatuas y jarrones que adornan el que, sin duda, es el mejor paseo de nuestra ciudad. Una versión moderna de ese paseo fue la Ruta de la Amistad, para celebrar la Olimpiada en México (1968) con 19 esculturas de varios países. Afortunadamente, después de años de deterioro y olvido, algunas de esas esculturas se movieron y colocaron en los cruces del Periférico y la avenida Insurgentes.

Durante siglos, muchos monumentos fueron de carácter religioso. Además de catedrales e iglesias, se realizaron innumerables esculturas que dieron nombre a pueblos y barrios. En la ciudad, la Calzada de los Misterios es un ejemplo extraordinario de esculturas religiosas, que rematan en la Basílica de Guadalupe. Sin embargo, el mejor ejemplo de monumento urbano moderno es el de las Torres de Ciudad Satélite (1956). Ese ejemplo se ha utilizado para colocar esculturas enormes en algunas ciudades, que son grandes, pero no monumentos. Ejemplo notable es el edificio Guggenheim en Bilbao; que paradójicamente es más una escultura urbana, que un museo.

Por supuesto que la escala y la localización son muy importantes para que un monumento se convierta en un punto de referencia nacional o aún mundial. El ejemplo más notable es la Torre Eiffel (1889) —de 300 metros de altura— que tiene 7.1 millones de visitantes anuales y es símbolo de París. Por contraste, la escultura de La Sirenita (1913), en la bahía del puerto de Copenhague, sólo mide 1.25 metros de altura, y es monumento nacional de Dinamarca. De manera que el tamaño importa, pero no es garantía de que el monumento sea valioso. Por eso es importante conocer y valorar nuestros monumentos; sin que importe su escala.

Antonio Toca Fernández (ciudad de México, 1943). Estudió arquitectura (uia). En 1999 obtuvo el Premio Nacional Mario Pani del Colegio de Arquitectos de México y en 2009 fue miembro del jurado del premio Cemex, en Monterrey. … Becario de la Fundación para las Letras Mexicanas en los periodos 2007-2008, 2008-2009. Fuente: Universidad de México.

Del patrimonio material mueble del Chocó.

Quibdó: Monumento a Diego Luís Córdoba-Obelisco al Libertador Bolívar-Templete a Cesar Conto-Cañones Goliat del fuerte de Murrí-Portal del Osario del Cementerio San José-Monumento a la Vendedora de Pescado –Monumento a la Minera-Imagen procesional de San Francisco de Asís-Monumento a San Francisco de Asís – Ancianato Medrano

Tadó: Rey Barule y Cimarrona Agustina 

Nóvita: Monumento a Carlos Holguín Mallarino-Monumento Martínez Bueno

Istmina: Monumento a Rafael Uribe Uribe- Monumento a Diego Luís Córdoba

Unión Panamericana: Monumento a la Minera

Una mirada a Picaso. Obra de Antonio Ferrer.

Estatua en homenaje a Monseñor Gerardo Valencia Cano y Monumento en honor al Buque SS Tritonia, en Buenaventura.

A Julio Iglesias, el exarquero del Real Madrid, lo exaltaron con un busto en Benidorm, población costera de España, por haber ganado en 1968 el Festival de Benidorm con su canción ‘La vida sigue igual’

Mientras a Ismael Rivera le rendían tributo con un busto en Puerto Bello, Panamá, el 10 de diciembre de 2006: Se inauguró una estatua en homenaje a Antonio Machín, en Sevilla, España.

La esfinge Machin, es del escultor Guillermo Plaza Jiménez y está ubicada en la Plaza Carmen Benítez. Allí, la imagen sevillana de Machín custodia y mira hacia la Hermandad de Los Negritos, a la que el cantante cubano estuvo muy vinculado, además una calle de Sevilla lleva su nombre.

Monumento a la Minera, Unión Panamericana

Antonio Ferrer, Escultor.

Tener patrimonios culturales materiales e inmateriales, muestra la grandeza de un pueblo y tiene un valor agregado para las nuevas generaciones que se sentirán orgullosos de ser chocoanos.

En cuanto a la importancia de bautizar al malecón de Quibdó con el nombre del Maestro Jairo Varela, es un paso importante en la construcción de referentes identitarios, construir identidad, nos hace grande como pueblo, y el legado de grandeza que nos dejan nuestros talentos humanos nos hace mejores personas, que se agarran a sus raíces culturales para construir un mejor futuro. Por todo esto la idea es necesaria transformarla en realidad.

Tener patrimonios culturales materiales e inmateriales, muestra la gloria de un pueblo y tiene un valor agregado para las nuevas generaciones que se sentirán orgullosos de ser chocoanos. Apoyo la iniciativa y espero que el concejo de Quibdó y el señor alcalde la concreten con visión futurista y de progreso para el pueblo.

Antonio Ferrer. Maestro en Bellas artes. Investigador. Académico. Escritor. Con estudios superiores en Filosofía (Crítica y estética) y Bellas Artes. Doctor en Historia del Arte. Investigador cultural y social; experto en temas relacionados con Patrimonio histórico, social y cultural; Asuntos étnicos y de Cooperación al desarrollo. 2007. Título: Doctor en Historia del Arte. Universidad Complutense de Madrid. España.