Los funcionarios públicos y privados que decidieron asumir una responsabilidad laboral para generar bienestar, estabilidad institucional, progreso y avances en sus entidades, regiones y localidades, tienen el compromiso, no solo de cumplir a cabalidad, sino, de recibir el acompañamiento de la sociedad.

Por Antonio Sánchez/ El AfroBogotano.

Los hijos de la Colombia Profunda, y en especial los del Pacífico Colombiano, tienen el doble ejercicio de viajar por entre largas distancias, padecer inaguantables sufrires y marcadas humillaciones, cuando han logrado asentarse en las ciudades capitales para avanzar en su formación académica. Los padres de estos hijos del Pacífico, hacen de su fuerza laboral a base de canalete, pesca y siembra de plátano, el mejor y más exitoso financiamiento. Hoy son los docentes, quienes en su mayoría los han reemplazado.

Luego de estos esfuerzos, pago de matrículas y viajes costosos, de regreso a vacaciones, y en la etapa final de graduación, los hijos de la Colombia Profunda, aterrizan en sus pueblos con sus diplomas de pregrado, doctorados y otras especialidades, para dar el salto al mercado laboral.

Hasta ahí, todo va bien: fiestas, reencuentros de egresados, novias y novios sin parar; paseos felicitaciones y, el reparto de decenas de hojas de vida. Un orgullo familiar y patrio lleno de felicidad

Quienes logran ubicarse en la esfera laboral, los recibe la otra sociedad, a la que he llamado, la sociedad de los amargados: los no preparados, los que por su corta visión, intereses políticos y preparación deficiente, se dedican a la ligera y liviana conducta de desprestigiar a su paisano, y con el macartismo a cuestas, a perseguir con deslealtad a sus pares.

En mi experiencia periodística, cercana, por cierto, conocí ejemplos: cuando nombraron a Paula Moreno, como ministra de cultura, nacida en Bogotá y de padres Caucanos, algunos paisanos la acusaron de incompetente, bruta y de indelicados modales. Adjetivos sin misericordia rondaron por entre los mentideros políticos y redes sociales. En contrario, un amplio sector de la alcurnia Bogotana, celebró su llegada al Ministerio.

Al igual que la ilustre y cabeza de Manos Visibles, quisieron descabezar a Rufino Córdoba, Luis Gilberto Murillo, a Zulia Mena y a la nacida en Buenaventura, Carmen Vásquez. Las cerezas del pastel quisieron comérsela con la honorabilidad y capacidad del condoteño Jorge Lozano, a quien le aguaron su nombramiento en la dirección de Etnias del Ministerio del Interior, por culpa de groseras cartas expiatorias que llegaron al despacho de la Ministra, Nancy Gutiérrez.

Aquí me quedaría relatando otros casos funestos del bochincherio Afro.

Quizás, en mi ejercicio profesional, he cometido errores consistentes en propagar, enaltecer y enarbolar eventos, personas y entidades en cumplimiento de su deber. A tiempo, con igual sinceridad y arrepentimiento, he dado un paso al costado, gracias al espaldarazo de mis lectores, quienes han mantenido su atención en un periodismo menos dependiente, más libre, menos atado, y por supuesto exento de ligaduras económicas; donde la verdad, fundamento del buen periodismo, debemos defenderla hasta con la vida misma. Distinto es, que se cobre por servicios profesionales, a lo que los “dirigentes le llaman: “ahí te colaboro”.

¿Cuál es el periodista que se ha enriquecido en el Chocó a costa de favores políticos? Al final a todos nos usan, nos intratan y desprecian cuando llegan al poder. Por eso celebro los emprendimientos privados de empresas periodísticas, a lo largo y ancho del Chocó Biogeográfico. Y a quienes, con la nostalgia entre pecho y espalda, abandonan la región en busca de mejores niveles de vida.

Periodismo y Sensatez

Del alcalde de Quibdó y del Gobernador del Chocó,como de otros funcionarios me he referido de manera crítica: de sus conductas privadas no escribo porque no me abrogo licencia. No es función del periodista. De sus comportamientos como administradores, es mi obligación. La gente espera información verdadera de quienes eligieron. Es la función social del comunicador y del periodista. Por más publicidad que se quiera publicar de las entidades, al final de sus gestiones, cobra importancia el presente y la memoria de la ciudad.

Los Quibdoseños no son tontos. Así los candidatos y mandatarios públicos y privados crean de manera ilusa, que lo que se dice de ellos en las redes, la gente lo cree todo. Ellos, los candidatos y personajes, hablan por sí solos: sus gestas, su formación, su honestidad, su idoneidad, su grado de solidaridad y sus planes para con la comunidad.

En ese orden, He conocido de fuente primaria, la renuncia del Señor Fiscal regional del Chocó, Edisson Alberto Booder Valencia. Estudioso y comprometido con el departamento, en cada una de sus acciones. No me crean. Fueron 8 años que se mantuvo en el cargo, y nunca escuché un brote de corrupción, omisión o exceso en sus funciones, excepto las normales inconformidades de los procesados judicialmente y algunos compañeros de trabajo. Válidos, por cierto.

Lo que me sorprende es que algunos paisanos, le den crédito y seguridad a una carta enviada por el veedor Pablo Bustos, reconocido defensor de lo público; donde reclama ante su superior la renuncia del Chocoano Booder Valencia. ¿Usted puede creer? De lo que si estoy seguro, que si Booder, sale del cargo de Director, es porque así lo decidió él, o el actual Fiscal General de la Nación.

Resulta iluso pensar que: ¿si la carta no llega, Booder se mantiene en el cargo?

Se colige entonces, que el Señor Bustos, tiene en sus manos la hoja de vida del próximo director de la Fiscalía del Chocó. Liviano y ligero pensar que desnuda a quienes creen que los Quibdoseños inteligentes y de bien, no piensan y analizan.

Este cruce de cartas es menor, lo que perpleja es que se trata de los mismos paisanos, quienes, sin argumentos y pruebas, descalifican, como en su momento a Rufino Córdoba y otros, el accionar de uno de los hijos del Chocó, a un afrodescendiente destacado que ha sufrido las precariedades de la ciudad y del departamento, que vive en el mismo barro y aguacero de Quibdó; que descifró en buena parte y con éxito el accionar de la delincuencia y del microtráfico de estupefacientes de la región.

El fiscal Booder, al igual que el alcalde, se la jugó por resocializar a los jóvenes de la zona norte. Sin embargo, la miopía o inocente proceder de algunos hijos del Chocó, lo quieren sacar por la puerta de atrás. Por Dios.

Ayer fue Zulia Mena, Carmen Vásquez, Rufino Córdoba y Jorge Lozano. Hoy es Booder Valencia ¿mañana quien será?

Una conducta que hace pista y que desmadra a una sociedad afro, en la ruta de su empoderamiento. Repensemos.

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