/ Liliana Castillo Mosquera, psicóloga social comunitaria y radicada en los Estados Unidos/ foto: archivo privado.
“Es indispensable que el reconocimiento como un país pluriétnico no solo se quede en las buenas intenciones, si no que el Estado a través de sus instituciones, le envíe ese mensaje al mundo; de esta forma se nos visibiliza no sólo como minorías; sino como ciudadanos libres y con igualdad de condiciones y oportunidades”: dice la afrocolombiana Liliana Castillo Mosquera, psicóloga social comunitaria y radicada en los Estados Unidos.
Por Antonio Sánchez M.
La iniciativa tiene como objetivo principal incluir en todos los países y espacios a la población negra, afrocolombiana raizal y palenquera, y va dirigida al Presidente Gustavo Petro y a la Vicepresidente Francia Márquez; a Álvaro Leyva Durán Canciller de la República y a Luís Gilberto Murillo, Embajador de Colombia ante los Estados Unidos
El AfroBogotano conoció en forma exclusiva el manuscrito que recoge una serie de indispensables planteamientos desde la perspectiva étnica y restablecimiento de derechos y oportunidades para estos grupos poblacionales, en donde el acceso al mercado laboral es tan solo una de las intenciones aquí planteadas.
El objetivo de este proyecto es la inclusión de la población étnica en especial las y los (Negros, Afrocolombianos, Indígenas, Raizales, Palenqueras) de Colombia, en los espacios donde históricamente hemos sido excluidos
Introducción.
Hablar sobre derechos étnicos de las minorías en un país como Colombia, resulta arriesgado, dado que los territorios étnicos colectivos de las poblaciones (negra, afrocolombiana, raizal y palenquera) son escenarios permanentes del conflicto armado. Sin embargo, no es menos cierto que la lucha permanente que como comunidad marginada y olvidada por el mismo Estado; hemos tenido que dar para lograr que se nos reconozca, ha transcendido fronteras desde el comienzo de la esclavitud hasta la actualidad.
La constitución política de 1991, trajo consigo una serie de reformas en pro de visibilizar las minorías étnicas del país, indicando un amplio desarrollo normativo en favor del reconocimiento de la población afrodescendiente, entre los cuales se destacan los derechos a: Prioridad Colectiva de las Tierras Ancestrales, Etnoeducación, Consulta Previa, Cupos Especiales en las Universidades Públicas, Acceso a la Política, entre otras acciones afirmativas. No obstante han sido acciones insuficientes, en aras de lograr que se nos trate como iguales dentro del proceso de reconstrucción de la nación.
Es indispensable, que el reconocimiento como un país pluriétnico, no solo se quede en las buenas intenciones; si no que el Estado a través de sus instituciones, le envíe ese mensaje al mundo. De esta forma, se nos visibiliza no solo como minorías, sino como ciudadanos libres y con igualdad de condiciones y oportunidades; es de allí donde nace la necesidad de buscar que el gobierno de las oportunidades, de la inclusión, de la Colombia humana; nos abra las puestas del mundo a través de las Embajadas, Consulados y todas las organizaciones vinculadas a las Misiones de Naciones Unidas.
Es así como nace la idea de elaborar esta propuesta, con la cual se pretende que en cada una de las Embajadas, Consulados de Colombia en el mundo y todas las organizaciones vinculadas a las Misiones de Naciones Unidas, haya almenos entre sus miembros un 20% de la población negra, afrocolombiana, raizal y/o palenquera.
Desde ese punto de vista, el objetivo de este proyecto gira en torno a analizar el proceso evolutivo respecto de la inclusión en el Estado a las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras; Además se propondrán fórmulas que permitan que dicha población sea visibilizada en el mundo con su presencia en las Embajadas, Consulados y todas las organizaciones vinculadas a las Misiones de Naciones Unidas; como acciones afirmativas en pro del desarrollo, fortalecimiento y empoderamiento de dichas minorías.
A través de la Constitución Política de 1991, Colombia desarrolló un marco constitucional y legal progresista respecto de la participación política de las minorías étnicas, en las esferas del Estado; por tal sentido, hacer un análisis para entender las dinámicas del multiculturalismo resulta oportuno, en aras de que efectivamente se logre una real participación de las minorías, no solo en pro del reconocimiento de sus derechos constitucionales, si no; que se logre su vinculación en los organismos del Estado.
Lo anterior sugiere realizar un acercamiento de las minorías – La población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera, a través de las instituciones Estatales, con relación a la participación de la población “Negra. AFROCOLOMBIANA”, en las esferas internacionales, precisamente con el objeto de cerrar la brecha de inequidad que existe entre las minorías y su real participación y representación, en las instituciones con representación en el exterior; lo cual traería consigo la protección y reconocimiento real de lo normado en el art. 7 de la Constitución Política de Colombia.
Ahora bien, entendiendo la política de manera polisémica, se pueden fraccionar los marcos jurídicos en tres partes, con la intención de mostrar las distintas formas en las que las normas jurídicas resarcen el accionar de las comunidades negras, palanqueras y raizales, en la cotidianidad política del Estado; por tanto, primero expondré la discriminación positiva, la cual se encuentra establecida en la Carta Política de 1991, cuya finalidad es resaltar la visibilización parcial, que se realiza respecto de la población “negra”, interpretando la política como un hecho social, que apunta a la transformación parcial del orden establecido.
Aunado a lo anterior, resalta el marco posterior a la Carta Política, que corresponde a la necesidad de conceder mecanismos de participación a la población negra; asumiendo la política como herramienta de organización y representación de los tipos de contribución y acción en lo público. Finalmente, tenemos la reglamentación respecto de su aportación, no solo en las contiendas electorales, si no en todas las corporaciones y entidades Estatales; de forma que se logre visibilizar el aporte que generacionalmente, dichas minorías le han hecho al país, en pro de su desarrollo y crecimiento.
La compilación de la normatividad implica un posterior análisis de las mismas, presentándose entonces observaciones a partir de cómo se ha reivindicado a estas poblaciones; a partir de la legislación y la reglamentación. Es así como se pondera la importancia del reconocimiento a la alteridad expuesto en éstas, pero de igual forma se da cuenta de todos los vacíos y ambigüedades que tienen los artículos constitucionales, las leyes, los decretos, entre otros. Aunque es otro el análisis sobre cómo se encuentran distanciados los preceptos legales frente a la realidad, que refleja la población “negra, afrocolombiana”, se hace necesario considerar algunos puntos de la realidad, con el propósito de dar cuenta sobre el camino que aún falta por recorrer, en el reconocimiento del otro1.
Dado lo anterior, se ponen de presente algunas consideraciones positivas, respecto de las posibles acciones afirmativas; que fortalecerían el proceso de reconocimiento e inclusión efectiva de la población Negra Afrocolombiana, Palanquera y Raizal del territorio colombiano, frente al mundo.
/ El congresista afroamericano Hank Johnson que representa un distrito en el estado de Georgia, EE.UU. atendió y escuchó apartes de la propuesta planteada por la psicóloga chocoana, Liliana Castillo Mosquera/ foto: archivo privado
En el contexto real, nos hemos encontrado con un panorama distinto y desolador, tanto la falta de oportunidades como la discriminación racial, se ven reflejados en el olvido estructural histórico con las comunidades Nagras, Raizales, Palenqueras y Afrodescendientes de Colombia.
Sistema de discriminación positiva en la Constitución Política de Colombia
La Carta Política de 1991, por primera vez en la historia de Colombia, reconoció explícitamente la multiculturalidad de Colombia; concediéndole a las minorías una serie de derechos en pro de la promoción y protección de sus tradiciones: poniendo de presente una transformación política.
Es así como el Artículo 7° de la Constitución, pone de presente el hecho que “el Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana”, registro que se ahonda con los Artículos 8°, 10° y 68 ibídem, los cuales determinan que: “es obligación del Estado y de las personas proteger las riquezas culturales y naturales de la Nación[;]” que “[…] las lenguas y dialectos de los grupos étnicos son también oficiales en sus territorios, la enseñanza que se imparta en las comunidades con tradiciones lingüísticas propias será bilingüe[;]” y que “los integrantes de los grupos étnicos tendrán derecho a una formación, que respete y desarrolle su identidad cultural respectivamente.
La visibilización de las minorías étnicas en Colombia, seguida de los valores e instituciones liberales, afirma de igual forma en el Art. 13 ibídem, que: “todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen social o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica”.
Pese a lo mencionado anteriormente, es evidente que el Estado Colombiano, continúa desconociendo el derecho a la igualdad de que trata el art. 13 de la Carta Política; pues si bien es cierto que hemos avanzado en algunos aspectos, no es menos cierto, que pese a la obligatoriedad que recae sobre el Estado para implementar las medidas necesarias de tal forma que se pueda lograr una igualdad efectiva, es él mismo, quien se niega a crear los escenarios que permitan visibilizar a las comunidades Negras, Afrocolombianas al menos en igualdad de condiciones u oportunidades.
La solución a la crisis, debido al descontento por la falta de participación en los escenarios internacionales a través de la institucionalidad, implica el fortalecimiento del Estado; surgiendo de acuerdos democráticos entre todos los actores; Luis Jorge S, afirma que: “Colombia es una sociedad caracterizada por una profunda exclusión social” 2 .
Desde 2017, Liliana Castillo Mosquera, está asignada como delegada de la Fundación Vida grupo Ecológico Verde en los Estados Unidos. En la gráfica, aparece en las instalaciones de la Organización de las Naciones Unidas, luego de una de sus intervenciones a favor de la comunidad afrocolombiana asentada en ese país.
La visibilidad de la lucha de intereses del pueblo afrocolombiano
A partir de la década de los 80, los viejos movimientos sociales serían sinónimo del movimiento obrero tradicional (tanto del sector público como del privado), y por su parte, los nuevos movimientos sociales serían aquellos, que denotaban nuevas problemáticas sociales, por ejemplo, las relaciones de género, los movimientos étnicos y los asuntos ambientales. La respuesta a la crisis económica ha conllevado hacia un recrudecimiento del nacionalismo, la etnicidad y las salidas religiosas; pero según Gunder Frank citado por Allen Cordero Ulate3 , enarbolan políticas y propuestas de carácter más “propositivo”, entendido como lo políticamente aceptable dentro del status quo predominante, tanto en lo económico, como en lo social y en lo político.
Teniendo en cuenta lo expuesto anteriormente, surge la siguiente pregunta: ¿las comunidades Negras, Afrocolombianas y Raizales Y Palenqueras se convirtieron en forma de presión para lograr transformaciones esenciales y urgentes?
Durante la Asamblea Nacional Constituyente, se afirmó que se debía buscar la realización de un encuentro nacional de las comunidades, con el propósito de analizar la realidad de las minorías, por tanto, surgiera un programa de reivindicación, adecuado a las necesidades de la población; ahora bien… citando a Juan de Dios Mosquera, en el texto “Las comunidades negras de Colombia. Pasado, presente y futuro”. La aspiración era poder constituir organizaciones fuertes con participación de las comunidades negras, palanqueras y raizales; que les permitan conquistar espacios importantes en la arena pública del país, lo cual resultaría apropiado para comenzar a construir, los caminos verdaderamente conducentes al reconocimiento e igualdad de que trata el art. 13 de la Constitución Política de Colombia.
En el contexto real, nos hemos encontrado con un panorama distinto y desolador, tanto la falta de oportunidades como la discriminación racial, se ven reflejados en el olvido estructural histórico con las comunidades Nagras, Raizales, Palenqueras y Afrodescendientes de Colombia.
Al día de hoy, la población negra se encuentra sustancialmente invisibilizadas en los cargos de Dirección, tanto a nivel privado, como en el nivel público en el Territorio Nacional; lo mismo ocurre en la Cancillería de Colombia, la cual funge como ventana al mundo y que por su función diplomática debería dar a conocer dicha multiculturalidad y plurietnicidad de la población colombiana. Al no existir la representación étnica en los cargos diplomáticos, se envía un mensaje al mundo de racismo y exclusión; de un pueblo que crece cada día y que durante centenios ha aportado a la construcción de esta patria. Esta situación más que informar … desinforma; haciendo creer en el exterior, que Colombia es una Nación BlancaMestiza, y que los Negros no existimos; sin lugar a dudas es lo que se refleja, con el olvido estructural.
En este nuevo gobierno Incluyente, Humano y Progresista, proponemos AJUSTES SUSTANCIALES EN LA IMPLEMENTEACION DE LA POLITICA EXTERIOR DEL ESTADO COLOMBIANO, donde las comunidades Nagras, Raizales, Palenqueras y/o Afrodescendientes de Colombia y en general las comunidades étnicas, nos veamos reflejados en todas Las Embajadas, Consulados de Colombia en el exterior y todas las organizaciones vinculadas a las Misiones de Naciones Unidas; esta sería una verdadera acción afirmativa, la cual se establezca como lineamiento importante; de esa nueva política pública en el exterior que se consolida a través de la paz y la igualdad de todos los pueblos.
Con la elección de este nuevo gobierno alternativo y progresista, el pueblo colombiano demostró que anhela un cambio, pero no solo de gobierno… si no de estructura y ello implica a sus instituciones; por ello, es hora que en la institucionalidad pública, se refleje la diversidad étnica y poblacional del país, a través de cuotas de participación. Queremos que lo que solicitamos, sea una realidad en la Cancillería de Colombia, por extensión en las embajadas, consulados de Colombia en el mundo y todas las organizaciones vinculadas a las Misiones de Naciones Unidas.
Es importante resaltar que este ejercicio tiene doble finalidad, por un lado, que esta práctica sea potenciada como una plataforma informativa y educativa y que se vea a Colombia como un país realmente incluyente y pluriétnico y multicultural, donde se tiene cabida en las distintas esferas de lo público.
El objetivo de este proyecto es la inclusión de la población étnica en especial las y los (Negros, Afrocolombianos, Indígenas, Raizales, Palenqueras) de Colombia, en los espacios donde históricamente hemos sido excluidos, tal como son los cargos diplomáticos, pero también, aprovechar el talento humano capacitado y competente de miles de colombianos y colombianas que estamos en el exterior y que podemos aportar a la construcción de una nueva patria.
La diplomacia, no debe ser un premio a las castas (clases económicas privilegiadas y apellidos), sino el reconocimiento y exposición de la riqueza multicultural que tiene una nación, sin dejar de lado, los demás asuntos de interés estratégicos que le asisten.
Por lo anteriormente expuesto le solicito al gobierno nacional, en cabeza del Dr. Gustavo Petro Urrego, que tenga en cuenta esta solicitud; dándole el trámite pertinente en aras que se vincule en las Embajadas, Consulados de Colombia en el exterior y todas las organizaciones vinculadas a las Misiones de Naciones Unidas, a personal de las minorías étnicas – Afrocolombianos, Palenqueros y Raizales en los distintos puestos de trabajo.
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