Huyó con el miedo de su natal Bellavista. Junto con su esposo se refugiaron en Barbacoas. Y hasta allí los persiguieron los paramilitares para asesinarlos. Desde esta población Nariñense, un helicóptero militar los trasladó hasta los cielos Bogotanos para proteger su vida y la de su familia.

Sin embargo, en una tarde del pasado nueve de abril del 2004 le tocó levantar el cadáver de su marido, Francisco Ortiz Cortés, asesinado en el barrio siete de agosto de Bogotá. El único dinero que poseía por la venta de un lote, le fue arrebatado por los victimarios, poco antes de ultimarlo a disparos, sin que hasta la fecha hayan capturado a los responsables.

Es el relato de Ana Beatriz Acevedo Moreno, una viuda, cabeza de familia y víctima del conflicto armado, quien se desplazó a Bogotá, y cinco años después convive con el luto de su pareja y con las ganas de sobrevivir al lado de sus paisanas, también de origen afrodescendiente.

La encontramos en el Centro Comunitario de la localidad de San Cristobal, conmemorando el día de la Afrocolombianidad. Ana Beatriz, iza sobre sus sienes el turbante de tres colores, muy temprano del pasado sábado. Camina de prisa y organiza las sillas y mesas donde se exhibieron los vendajes y perfectos peinados que los asistentes compraron y admiraron durante la jornada que demoró seis horas.

Tortas, viches, balsámicas, pasteles, cocadas, cucas, empanadas de atún y otros propios de la región del pacífico ,fueron adquiridos por la numerosa asistencia de padres de familia, quienes con sus hijos se recrearon con los grupos folclóricos y artistas invitados Fue una gran fiesta de la Afrocolombianidad con ritmos de champeta, pasillos, cumbia salsa, reguetón.

A la convocatoria étnica asistieron otros grupos poblacionales.

A Beatriz se le reconoce en la mayoría de los espacios que las comunidades negras, raizales, afrocolombianas y palenqueras programan para reivindicar el saber y quehacer de sus talentosos hombres y mujeres.

Quienes la conocen , dicen que su experiencia y formación en liderazgo político, la ubican como una de las mujeres a consultar y proponer cambios en las estrategias sociales que diseñan los entes gubernamentales y privados.

Por ello, cuando llegó a Bogotá en el año 2002, se unió con algunas de sus pares para fundar la Asociación de Mujeres y Familias Victimas Étnicas Edificando Redes de Equidad/ASOMADERE Y FAMILIA, una entidad sin ánimo de lucro que promueve la defensa de los derechos humanos y capacita en proyectos de emprendimiento cultural .

Esta simpática y aguerrida mujer, de 43 años, próxima a graduarse como trabajadora social es madre de cuatro hijos y en su largo trasegar dentro de los procesos organizativos, ha sido militante de Juntas de Acción Comunal y miembro de las más importantes Asambleas de Negritudes de la capital.

Cumbres como el Encuentro de Mujeres de América, el seminario de Mujeres y Paz, su asistencia y participación en la alcaldía local de San Cristóbal, su aporte en el diseño de la agenda de Mujeres Populares Diversas para la Construcción de Paz- Cartografías- Historias y Relatos de las Victimas y su incidencia en la construcción del proyecto de las casas afro y de la ley de victimas con solo unas de sus más importantes acciones en pro de la mujer afrodescendiente radicada en Bogotá.

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Quiere ser presidenta de Colombia

Ana Beatriz, quien se declara admiradora de Angela Devis y Nelson Mandela, hace parte de las 230 mujeres que conforman su organización que realizan activismo afro en ciudades como Quibdó, Medellín, Cali y Cartagena, principalmente.

Su ferviente y férrea defensa de sus asociadas tiene que ver con la reclamación de tierras, guiar a sus afiliadas para que construyan sus propias empresas y que sean incluidas en los programas de protección a sus vidas y en los proyectos de vivienda, entre otras acciones sociales que ofrece la capital colombiana.

Dice que las mujeres afrocolombianas poseen una fuerza de voluntad, un tesón para contribuir a tejer redes de emprendimiento y progreso para sus familias y para la ciudad que la acogió. Sin embargo, reclama más tolerancia y menos exclusión de algunos de sus habitantes cuando les hablan con cierto sesgo de racismo y discriminación.

Les recuerda a los colombianos que, ciertamente que la gente afro tiene unas particularidades especiales para la práctica del baile y el canto, pero, “no nos pueden medir por el movimiento de nuestras caderas”, y que su mayor capital humano tiene potencialidades para la investigación y otras actividades distintas a lo estético, subraya.

En tal sentido invoca a su comunidad para que elijan bien en las próximas elecciones, que los candidatos a corporaciones públicas respondan con sus planteamientos a las necesidades del pueblo afro y a su empoderamiento político

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Termina diciendo, que quiere ser presidenta de Colombia, y que al lograrlo trabajaría por la inclusión de sus comunidades en los procesos de desarrollo desde una perspectiva de paz.

Al despedirse de este cronista, recalcó afirmando que las mujeres afro desde tiempos atras se vienen preparando para impactar en la esfera política y económica de este país, solo falta un grado superlativo de conciencia entre los pueblos afro y una oportunidad para acceder al poder.

“Ahh, y mi formula vicepresidencial es un hombre”, dijo sonriente antes del chao paisano