A falta de unas zapatillas, tiene que entrenar con las sandalias que usa para recorrer dos kilómetros diarios que la llevan desde su casa hasta la cancha de baloncesto, ubicada en el complejo deportivo de Bahía solano, en frente del mar pacifico. El candor de esta niña y las ganas de alcanzar sus sueños, los enfrenta y apena con éstas carencias para estar a la par con sus compañeritos, tan vulnerables y cargados de aliento como ella.
Por Antonio Sánchez/ El AfroBogotano.
Espero me acompañen y nos rindamos a los pies de esta espigada jovencita que sueña con ser basquetbolista de élite, y que entrena esta disciplina calzando sus únicas sandalias. Todos los días, camina casi dos kilómetros desde el populoso barrio Las Conchitas, hasta la cancha de baloncesto, ubicada frente al mar pacífico y dentro del complejo deportivo de Bahía Solano.
Le prometí que con mi escrito intentaríamos buscarle unos padrinos para que cumpla su anhelo de terminar sus estudios y se convierta en una jugadora profesional de baloncesto
La Concejal Cleidis Calderón, se ha convertido en la madre sustituta y profesora de baloncesto de los niños de Bahía Solano/ Fotos: Antonio Sánchez.
Descubrí a Kelly Tatiana Manyoma Murillo, cargando el bolso con los 10 balones de baloncesto y los conos de plástico que se utilizan para el adiestramiento de movimientos en la mayoría de los deportes. La vi a lo lejos, y alisté el zoom de mi cámara para apreciarla mejor. Resaltaba por su mayor estatura frente a los demás. Mi lente informaba de una mujer bella, pero sin sonrisa y apenada en sí misma. Me acerqué y le pedí el favor que me retratara frente al aviso turístico de Bahía Solano, lugar a donde fui a registrar el descontento de los pescadores deportivos, ante la “incomprensible” decisión de la Honorable Corte Suprema de Justicia, en prohibir la pesca del goce y el placer.
Invité a Kelly que me tomara una fotografía frente al aviso del parque que informa que estamos en Bahía Solano. Kelly, con su tímida mirada pidió autorización a su entrenadora, y la sorpresa fue que, con una sola instrucción, logró varias postales a mi favor. Ante el novedoso acontecimiento para ella, quise leer el gozo de su corazón porque su sonrisa aún no aparecía.
Kelly, llegó desplazada a Bahía Solano, huyéndole a la violencia, al hambre y a las amenazas que, a niñas como ella, el Instituto Colombiano de Bienestar, Familiar, intenta proteger en todo el país. Esta adolescente de 14 años no ha podido avanzar en sus estudios porque sus padres, Moisés Manyoma, ayudante de construcción y Tatiana Murillo, trabajadora en casa de familia, no han tenido dinero suficiente para ello. La masa corporal de Kelly no representa la edad sobre su cuerpecito. Cursa grado sexto de bachillerato.
En punto de las cuatro de la tarde del pasado día miércoles, empezó el entrenamiento con la profesora Cleidis Calderón, una ingeniera ambiental que estudia Educación Física, y que se ha convertido en la madre sustituta de los niños y niñas que ingresan a la Escuela de formación deportiva Palmas del Pacífico. El fútbol, también hace parte de su actividad.
Destaca la maestra y a la vez Concejal de Bahía Solano, que los padres de familia son el baluarte para sostener su escuela, a donde por esas puertas han entrado niños sin distingo de raza, creo o condición política. “Mira, Calidad, ese niño es venezolano”.
La impotencia y la frustración son sinsabores que nos persiguen a los periodistas, cuando nos enfrentamos con funestas y crudas realidades como la de Kelly. Sin embargo, resulta alentador encontrar niños con unas ganas de salir adelante y escoger caminos del bien, haciéndoles el quite a los grupos al margen de la ley. Ante la escasez de dinero y la indumentaria para practicar cualquier deporte, se convierten en talanqueras que frustran a niños dentro y fuera de Bahía Solano.
La mirada de Kelly, está aquí en Bogotá, en mis archivos, como un recuerdo de todo lo que significa sacrificio, bondad, ingenuidad y voluntad. Espero algún día verla sonreír a carcajadas como un símbolo de superación de todas sus adversidades.
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