Xenia Tovar, Yulenny Córdoba, Jazabel Córdoba y Arelly Cortés, representan a las aguerridas mujeres que con su sapiencia le apuestan a un cambio en la vida de ellas y de su comunidad afrocolombiana/ fotos: archivo privado/ montaje portada: El AfroBogotano.

Coinciden en hablar el mismo idioma del pacífico, el deseo de superarse por sus propios medios en tierras lejanas, dejar en alto los colores de su bandera patria, izar el apellido con honores y escapar de la rueda giratoria de la Colombia afro que no produce avances sociales como ellas quisieran.

Por Antonio Sánchez/ El AfroBogotano.

Me acuerdo cuando los jóvenes de Buenaventura, antes de hablar del fútbol europeo, lo hacían en torno al sueño americano. Otros y de diferentes regiones del pacífico y del caribe versaban sobre el narcotráfico. Y algunas muchachitas sin oportunidades de estudio y trabajo, al igual que los hombres, poco antes de cumplir los 18 años querían ser modelos de belleza o embarcarse por aire o por mar, corriendo todos los riesgos, en busca de mejorar la calidad de sus vidas y cambiarle los palafitos de sus casas por una digna vivienda. Muchas de ellas cayeron en redes de prostitución. Hoy las cosas están cambiando gracias al esfuerzo de sus padres y luchas sociales.

Para escribir esta nota a las 3 de la madrugada de hoy día de la afrocolombianidad, y primera vez que lo hago, se me juntan los sentimientos de amistad, mi modesto activismo por mi etnia y la sangre que un día decidí heredar con apasionada querencia, me alegra el corazón como regalo a la conmemoración étnica. Una de las entrevistadas es mi hija.Son cuatro mujeres emigrantes que representan la angustia, la frustración y la discriminación, pero que un día resolvieron desde la academia, rebelarse en la conquista de la libertad política, social, cultural y económica, más allá de las fronteras que las vio nacer. Los baños a la orilla del río y el mar, el adiós manita me llamás, el olor a borojó, el sabor a longaniza, el veve repetime la ensalada, la pelada con los dientes del rojizo y rallado chontaduro, el sancocho de ñato, el pegado del arroz clavado, el agua de coco, el queso frito con tajada y el pan con café de sus abuelas, son los recuerdos que las hace fuertes a más de 2 mil kilómetros de distancia de la cómoda y el escaparate que les regalaron en su primer homenaje de quince años. A cambio de bañar en calzón en el afrodisiaco aguacero de Quibdó, Valerio y Cali, sus sitios de origen, se trajean a la par con las nuevas civilizaciones escogidas por ellas. Sobreviven en tierras extrañas, gracias a su ingenio y juicio.

Estas jovencitas hijas de madres campesinas y maestras, se llevaron en sus equipajes la chirimía, el currulao, la jota cariada, la champeta de Elio Boom, la salsa de Hansel Camacho, Guayacán y Niche, y “Que no se note la miseria” el emblemático vallenato del rey Sawasky, infaltable en las ferias y fiestas pueblerinas del pacífico.

Como ellas, son miles de caminantes femeninas del pacífico y el caribe colombiano que se abrieron paso por tierras lejanas y que hoy trabajan bajo la decencia de lo que saben hacer y de lo que están aprendiendo. Son aportantes a la vida económica y al tejido social y cultural que cariñosamente las acogió, y con perfil contrario a su grandeza, siguen escudriñando el fascinante mundo de la ciencia, la tecnología y las relaciones internacionales. Su responsabilidad y obediencia como madres e hijas, siguen firmes. Aquí se las presento.

La Influencer de Brooklyn

Ivis Jazabel Córdoba Gil / foto: Archivo privado

«Mi mensaje en el día de la afrocolombianidad, es que si luchas con fe, dedicación y disciplina puedes lograr tus sueños y conquistar tus metas. Solo tienes que alejarte del ruido y echar pa’ lante» Jazabel Córdoba.

La conocí en las redes sociales y me distrajeron sus mañaneras caminatas por los pavimentos de la ciudad neoyorquina, rumbo a su trabajo. Nunca estudió comunicación, pero lo hace con destreza, imaginación y creatividad. Hace de su celular la herramienta y vehículo para enviar al mundo noticias y reportajes. Ésta profesional en inglés y literatura de la Universidad Tecnológica del Chocó, agrada, instruye y modela sin vanidad las voluptuosas y seductoras curvas de la mujer del pacífico, en los tiempos de entrenamiento en su improvisado gimnasio que comparte con la cocina de su casa.

Su resiliencia y simpatía contagia a la hora de escaparse a otra de sus facetas: la de vendedora de ropas y accesorios de belleza por catálogos. Actividad que le aumenta sus ingresos para sobrevivir en tierras lejanas, girarles algunos pesitos a sus familiares y de vez en cuando darse un gustico bailando con sus amigos la salsa de Guayacán Orquesta. La influencia en las redes sociales de Jazabel Asprilla, así aparece en la red, es cada vez más sorprendente.

Aléjarte del ruido y echar pa’ lante.

“Me llamo Ivis Jazabel Córdoba Gil, hija de Feliza y Luis Camilo. “Tengo por honra ser de Quibdó” , vivo en el condado de Brooklyn de la ciudad de New york, desde el año 2012. Trabajo con niños en condición de discapacidad.

Mi día comienza desde las 5 de la mañana hasta las 4 de la tarde. Ya soy ciudadana América. Quien me trajo a este país fue mi padre Luis Camilo Córdoba. Me vine de Colombia para buscar mejores oportunidades y calidad de vida.

Mi mensaje en el día de la afrocolombianidad, es que si luchas con fe, dedicación y disciplina puedes lograr tus sueños y conquistar tus metas. Solo tienes que alejarte del ruido y echar pa’ lante.

Extraño la sopa de queso y la calidad de mi gente. Allá todos nos conocemos, y los aguaceros me hacen mucha falta.

Arelly Cortés, sensible y profunda

Arelly Cortés Castillo, (centro de la gráfica) con sus compañeros de estudio universitario/ foto: archivo privado

«Ser una mujer afrocolombiana significa un privilegio lleno de historias ricas de identidad y pertenencia por nuestras costumbres, tradiciones y cultura diferentes a los de la mayoría de la sociedad» Arelly Cortés

La vi por primera vez en las lomas de Potosí, un barrio ubicado sobre las lomas de la localidad de ciudad Bolívar, en el sur oriente de Bogotá. Ella, recién llegaba a Bogotá, y desde ese entonces, año 2011, demostraba su inclinación por el trabajo social y comunitario dentro de las comunidades afrodescendientes. Desde las alturas de las lomas orientales recibía las clases de danza y coreografía de lo que sería el desfile de la comparsa por las calles capitalinas, en el cumpleaños de la capital colombiana.

En las tertulias de tarde y noche que la ocupaban en el restaurante Secretos del Mar, en el turístico sector de la Candelaria, la caleña de padres barbacoanos, daba señas con sus palabras de la Arelly que estoy conociendo hoy: aguerrida, emprendedora, disciplinada, analítica y estudiosa de los fenómenos sociales. Aquí les presento a esta afrocolombiana en primera persona.

“A diario cuando despierto doy gracias a Dios y a la vida por permitir que miremos con nuestros ojos de formas diferentes y aún por los que respiramos y sentimos. Ese sentimiento que nos hace fluir si queremos y nuestras vidas tengan espíritu de lucha.

Como estudiante en Madrid he grabado en mi memoria una experiencia brillante para el crecimiento de mi vida personal, espiritual, académica y profesional. Hoy, apoyando la investigación para una organización política, social y antirracista madrileña, cuyos resultados arrojan información relevante para la deconstrucción de la xenofobia, islamofobia, el racismo y otras formas de violencia y exclusión en nuestra sociedad.

Esta oportunidad me abre más el conocimiento y la curiosidad por seguir aprendiendo motivada para aportar desde esta experiencia a mi país.

Ser una mujer afrocolombiana significa un privilegio lleno de historias ricas de identidad y pertenencia por nuestras costumbres, tradiciones y cultura diferentes a los de la mayoría de la sociedad. Por otro lado, también significa tener el cuero para nuestra supervivencia, cuidarnos como mujeres ante las vulnerabilidades porque en general para quienes no han hecho conciencia social, también en esta sociedad es estar inmerso en cierta estructura social que ya está dada con desigualdades de todo tipo; traigo un viejo dicho de algunos paisanos que rima: «Si una persona negra quiere avanzar, tendrá que esforzarse tres y más veces de las que se esfuerza alguna persona blanca».

Hace varios días, una gran mujer, joven y de origen boliviano y directora de una organización muy importante en Madrid, me expresó en medio de una conversación muy constructiva sobre la exclusión de nuestro sistema social que, el orden establecido así lo sugiere… «Arelly: con todo tú conocimiento, si hubieses sido una mujer blanca, serias alguien muy relevante en la sociedad, en el mundo»; asimismo ella por su origen indígena también ha vivido en medio del racismo que se esconde bajo otras formas de opresión. Con esto llamo a la reflexión de que hay órdenes establecidos, pero el nacer con piel oscura y económicamente pobre, no te hace menos que otros, ni determina nuestro futuro y si debemos luchar 100mil veces más que otros, al final, toda esta lucha valdrá la pena porque al mirar atrás nos quedaremos sorprendidos de todo lo que hemos logrado y de qué estamos hechos, pues nuestro compromiso es dejar un mundo mejor.

Sigo estudiando a mi país desde afuera buscando situar nuestra posición en la sociedad y encontrar los caminos más adecuados para lograr una transformación positiva desde los diferentes entornos, así, continuamente aportamos a la construcción de país con un pensamiento liberal, humano y progresista en un país donde todo está por hacer y donde la formalidad de las leyes no han sido materializadas en todo su contexto; necesitamos un país independiente para el progreso y la garantía de los derechos esenciales de los ciudadanos. La unión, el respeto por el otro, el valorar y escucharnos será la mejor manera de encontrarnos para avanzar como sociedad en el país que queremos.

Sigo extrañando mi familia, el pescado originario del pacífico, el chontaduro, un café con amigos, una buena tertulia y seguir apreciando a nuestra gente colombiana, nuestra gente llena de mezclas. Feliz día de la afrocolombianidad, nuestro orgullo siempre en alto”.

Yulenny Córdoba Ibárguen/ fotos: archivo privado

La hija de la profesora Nelly está en Australia.

“A toda la comunidad Afro, desde mi experiencia les digo que nunca se rindan a sus sueños, que luchen y trabajen fuerte y que todo se puede lograr. Son muchos los sacrificios de vivir lejos de mis familiares, pero vale pena, son más grandes las recompensas de apoyar nuestras familias Y ver que un mejor futuro vendrá. La education es la mejor herramienta del cambio”. Yulenny Córdoba

Para mi Yulenny, se llama Gina, aún no sé por qué le dicen Gina. Así la empecé a tratar hace más de 10 años en Bogotá. El Festival de la Moña, el evento que reunía a las mejores tejedoras de peinados de Colombia, fue el acontecimiento afortunado que me la puso en frente de la tarima, junto a sus hermanos y primas. Su fina y dulce dentadura no pasaba de agache en medio de tanta mujer bonita, incluida ella. Desde entonces la prima hermana de la periodista Yorely Ibarguen, a quien también conocí esa tarde de fiesta en el barrio Bosa, Yulenny ha demostrado que no tiene quien la detenga cuando se propone avanzar en su vida académica y laboral.

Hoy que la llame, para que me contara parte de su vivencia, me confirmó que su nuevo país no le había cambiado su selecta cortesía, así el reloj marcara las doce de la noche. Dentro de sus cobijas para mitigar el invierno que baja y baja la temperatura y extrañando más que nunca a su Bajo Baudó. en el Chocó, me envió esta cartica que comparto con ustedes.

“Calidad, yo Llegue a Australia hace 5 años. Decidí viajar a Australia a estudiar inglés para mejorar mi perfil profesional y poder aplicar a un mejor trabajo y tener un mejor futuro en mi país. Pero Después de dos años de estudio, decidí continuar estudiando porque vi en Australia un país con mejores oportunidades y mejor calidad de vida. Inicié mi segunda carrera, una maestría en administración de negocios con especialización en international leadership, como complemento del pregrado que terminé en Colombia.

Mi primer trabajo fue de limpieza, después trabajé como asistente del cuidado de ancianos, y ahora estoy trabajando en la única empresa Australiana que tiene un proceso único de hacer proteína en polvo. Mi cargo es food production assistant.

Tengo 7 hermanos. Por parte de padre y madre somos 3. Mi hermano Yonier Cordoba quien vive en Colombia y mi hermana Ana Yirle Cordoba quien vive en New Zealand. Mi madre es la profesora Nelly Ibarguen Murillo y mi padre Arsercio Antoliano Cordoba. Nací en el corregimiento de Valerio en el Bajo Baudó Pizarro. La comida que más extraño es el arroz con todo, el pastel chocoano y el encocado de cangrejos.

“A toda la comunidad Afro desde mi experiencia les puede decir que nunca se rindan a sus sueños que luchen y trabajen fuerte que todo se puede lograr. Son muchos los sacrificios de vivir lejos de mis familiares, pero vale pena, son más grandes las recompensas de apoyar nuestras familias Y ver que un mejor futuro vendrá. La education es la mejor herramienta del cambio”.

Siempre he querido trabajar en la parte comercial y de negoció. Me veo un el futuro como ejecutiva comercial para una grande cadena hotelera. La experiencia que he adquirido aquí me respaldan para asegurar un buen cargo mas adelante.

Wow, son muchas cosas que se aprende al ser inmigrante. La sencillez es una de ellas. La verdad me gustaría ver que en Colombia a todos se trataran por igual como en Australia”.

Xenia Yashira Tovar Velásquez/ fotos: archivo privado.

Desde la Yesquita hasta la Farnesina

“Todos los grandes líderes sociales, políticos y culturales, tienen tres cosas en común: la capacidad, la perseverancia y un poco de suerte. Pero sin coraje, sin la perseverancia, ni la capacidad, ni la suerte sirven para nada. Perseverar paga siempre”. Xenia Tovar.

Recuerdan que les dije que esta nota estaba llena de mucho sentimiento, demasiado diría yo. Y al igual que los médicos, no es fácil operar a un familiar. En mi caso, me cuesta escribir de una de mis hijas, sobre todo cuando el vaivén de la vida nos ha distanciado.

Xenia, desde una de las oficinas de la Villa Farnesina, templo político de Roma, vecina del rio Tíber, me envió su quehacer, luego de haber recorrido las calles de Istmina, y jugar Yeimi en la de las Águilas de su amada Yesquita, populoso y alborotado barrio de Quibdó. Ella también hace parte de ese grupo de mujeres que echaron a rodar la maleta en busca del sueño esquivo en tierras propias y de las que no contenta con un pregrado de la Gran Colombia, alzó el vuelo para hincarse ante la ciudad de Asís, natal de Francisco, su santo patrono. Desde la fe y el juicio empezó a escalar sin mirar atrás.

300 mil migrantes en mi corazón

Xenia Yashira Tovar Velasquez es hija de Antonio Sánchez y Xenia Velásquez, crecida con su padrastro Antonio Tovar y su madre Xenia Velasquez. Con un amor desproporcionado por sus abuelos Fulton Velásquez y la recién fallecida Lenina Salguero. Nació un 15 de mayo, la misma fecha que nació su padre. Se gradúa en Derecho, y luego de 4 años trabaja en la reconocida ONG Comisión Colombiana de Juristas, en el coordinamento del Osservatorio de La Alianza de Organizaziones por una cooperazione internazionale para La Paz.

Xenia, obtiene la maestría en Asuntos Internacionales en la Universidad Externado de Colombia y decide viajar a Italia para cursar un Doctorado en Ciencias Políticas, donde simultáneamente se titula en tres maestrías más: Derecho de la Cooperación Internacional, Management, Commumicazione e Fundraising, y la tercera, en Responsabilidad Social de Empresas.

La hija de Xenia, hermana de Andrea, exreina de Colombia y de la pediatra Magda, simultáneamente trabajó para ONGs en Italia: Come Save the Children, Amnesty International, Caritas Italia y Azione contro la Fame entre otras.

El contagio de la hiperactividad de estas regiones desarrolladas de Europa, Xenia cubre otros encargos en diferentes entidades en materia de responsabilidad social de empresa como Strategic Manager. Su trabajo en la creación de propuestas de políticas públicas, originó que, en el año 2019 fuera llamada por el Ministro del Trabajo y de las Políticas Sociales en calidad de consulente, en donde luego de dos años de trabajo, contribuyó al logro de resultados a favor de las poblaciones marginadas, como la creación de instrumentos para la gestión de los recursos de la Unión Europea para las periferias, la promoción de la ley de legalización laboral de más de 300.000 migrantes y el diálogo con las empresas para promover iniciativas sociales.

Ésta chocoana, nacida en Bogotá, y de raíces Yesquiteñas, hace pocos meses fue llamada por el Ministro del Exterior y líder político del Movimiento 5 Stelle de mayoría en el Parlamento Italiano, para trabajar junto a él en los temas sociales en el ámbito europeo, del G-20 y en la agenda internacional.

En este 21 de mayo, día de la afrocolombianidad, El AfroBogotano les agradece su atención a deshoras en sus diferentes países, y hace un reconocimiento a todas sus familias por los logros obtenidos. Queriendo el mejor de los éxitos en esos nuevos y excitantes retos profesionales.

Javier Palacios Torres, fundador y director de los premios Benkos Biohó/ foto: Antonio Sánchez

Gracias a Javier Palacios.

Los AfroBogotanos reconocen en la persona de Javier Palacios, la huella sembrada con alegres y emocionantes momentos en cada una de las conmemoraciones del 21 de mayo. Su gestión en equipo y el liderazgo para la resolución de los tropiezos, venidos muchas veces desde la misma alcaldía de Bogotá, su jefe de entonces, logró imponer un modelo de acción positiva para las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras.

Aquí les regalo estas postales que rememoran los felices momentos del evento patrimonial y festivo de los AfroBogotanos: Premios Benkos Biohó.