Excongresista está implicado. Trafican con nepalíes y cubanos. Los usan de mulas y prostituyen.
Por: UNIDAD INVESTIGATIVA/El Tiempo
“Lleven chancletas, dos chores y dos camisetas. Toalla y máquina de afeitar. Y las mujeres, un par de zapatos de caucho que se sequen rápido. Antes de salir de Necoclí (Colombia) reserven el vuelo a Panamá (…) cuando lleguen a Puerto Obaldía, frente a Turbo, quédense en la pensión Cande, cerca del parque principal (…)”.
Este es parte del instructivo que la más grande red colombiana de trata de personas les suministra a irregulares de varios países para moverlos por tierra por toda Centroamérica hasta Texas.
“Por 40 dólares, José Rubén los saca de Costa Rica hasta una carretera de Nicaragua. Su teléfono es 005058413364 (…). Éver cobra 60 dólares por pasarlos por el río hasta Honduras (…) Los mexicanos que los llevan hasta la frontera de Estados Unidos son Jonás Cristiano y Élida Rosa Alfaro Ramos. Llámela al 962121142 (…)” . (Lea: Trata de personas, un delito que va en aumento en el Valle del Cauca)
Las identidades de los ‘coyotes’ (traficantes de personas) ya están en manos de organismos de inteligencia de varios países, que les sigue el rastro para identificar a las demás fichas de esta red que también mueve a paquistaníes, somalíes y nepalíes.
Uno de ellos es Khizar Hayat Jumakhan Akthar, paquistaní capturado en febrero, en Pasto (Nariño), cuyo testimonio obtuvo EL TIEMPO, junto con el de un somalí. (Además: ¿En qué se raja Colombia en la lucha contra el tráfico de personas?)
“Salimos de Islamabad (Pakistán) hasta Ámsterdam (Holanda) y allí tomamos un vuelo a Caracas. Luego de varios meses saltamos a São Pablo y nos movimos vía terrestre por Bolivia y Ecuador hasta llegar a Colombia”, narra Khizar, cuyos compañeros registraban altos índices de desnutrición cuando pisaron suelo colombiano.
Cuando llegaron a Nariño, tenían que contactar a la organización que lidera alias el ‘Pecoso’ para que los moviera en camiones hasta Turbo (Anttioquia), por una tortuosa ruta que pasa por Popayán, Cali, Pereira y Medellín.
El dirigente y ‘Aspirina’
Según informantes, el ‘Pecoso’ es un excongresista pastuso, cabecilla de la red que mueve a los ilegales por tierra hasta Panamá. Entre sus ‘clientes’ también hay indios, sirios y ciudadanos de Bangladés que un capo brasileño ingresa al continente por Bello Horizonte, siguiendo las mismas rutas del narcotráfico y el tráfico de armas.
Además de sus credenciales políticas, del ‘Pecoso’ se sabe que trabaja en llave con José Javier Yandul, alias ‘Michín’ o ‘Aspirina’, señalado líder de la banda ‘El Puente’.
En un operativo conjunto liderado, en marzo, por un agente especial de la embajada de Estados Unidos, el Grupo de Investigación AntiTrata y Tráfico de Personas (Giatt) de Migración Colombia y la Fiscalía, ‘Michín’ fue capturado y ahora evalúa si entrega a ‘Pecoso’ a cambio de beneficios.
En ese mismo operativo cayó Leydi Viviana Maigan, ‘la mexicana’, señalada de coordinar la logística para el traslado de ilegales hasta Panamá.
“A los ciudadanos que vienen de Asia y África les cobran 12.000 dólares por travesía, y si no tienen el dinero completo, prostituyen a las mujeres y a los hombres les exigen llevar coca en sus cuerpos. Otros son esclavizados por meses antes de dejarlos seguir su camino”, explicó uno de los investigadores.
Se estima que la red que opera desde Nariño recibió 2 millones de dólares, en el 2014, por llevar hasta Turbo a sus ‘clientes’. Otra cifra fresca señala que, además de 3.194 cubanos, este año han acudido a esa red 609 nepalíes, 350 somalíes, 168 bengalíes, 216 ghaneses, 192 indios, 119 paquistaníes, 47 dominicanos, 28 ecuatorianos y 24 sirios.
El negocio es tan jugoso que el empresario canadiense Glenen Rossal se dejó tentar y fue capturado hace cuatro días en Cartagena, llevando en su velero a 27 ilegales cubanos.
“En nueve meses van 5.162 casos identificados. Pero es el 17 por ciento del tráfico real que pasa por Colombia y que supera los 20.000 seres humanos en un año”, admitió la fuente gubernamental.
La inminencia de que la reactivación de relaciones entre La Habana y Washington ponga fin a la llamada ley ‘Pies secos, pies mojados’ ha disparado el número de cubanos que intentan llegar a Estados Unidos por Colombia. Esa ley les asegura su estadía legal con tan solo poner un pie en ese país.
‘Duty free’
EL TIEMPO también recogió evidencia que señala que el aeropuerto El Dorado de Bogotá es el otro gran boquete por el que extranjeros ilegales saltan hacia Estados Unidos, Canadá y Europa.
Algunos huyen de guerras civiles, pobreza, dictaduras e, incluso, de autoridades internacionales.
Ese es el caso del español Fermín Casallas, a quien la Interpol de Madrid intentaba ubicar, sin suerte, desde hacía meses. El 15 de septiembre, el hombre apareció en el aeropuerto de Bogotá, saliendo rumbo a México. Sin embargo, los que más usan El Dorado son los cubanos.
“Llegan como turistas rumbo a Ecuador y, como van de tránsito, no necesitan pasar por Migración. En los duty free de esa sala, un par de vendedoras que trabajan para la red les entregan un kit que contiene una falsa identidad colombiana, pasaporte y un pasabordo para tomar un vuelo hacia Cancún (México)”, le dijo a EL TIEMPO un alto funcionario que coordina la investigación con agentes federales de Estados Unidos.
La efectividad de esta ruta la dan las cifras: de los 527 cubanos que dijeron en el 2014 ir de vacaciones a Ecuador, pasando por Bogotá, solo 132 llegaron a su destino.
También hay casos de colombianos que salen por el muelle internacional con otra identidad para evadir investigaciones por homicidio, estafa, lavado o narcotráfico.
Este último es el caso de Carlos Mejía, vinculado a un proceso por distribución de estupefacientes en Barranquilla. Aunque un juez le había prohibido salir del país, apareció en el aeropuerto de Ciudad de México siguiendo la misma ruta de los cubanos.
Todos estos casos tienen disparadas las alertas de las autoridades migratorias del continente, especialmente de las de Estados Unidos que, durante el gobierno Obama, han deportado a dos millones de ilegales, buena parte de ellos, de tránsito por Colombia.
‘Hemos viajado durante meses’
Aunque es paquistaní, Khizar Hayat Jumakhan Akthar carga un documento que lo acredita como venezolano. Según cuenta, llegó a Caracas tras salir de Islamabad rumbo a Ámsterdam (Holanda) en busca de oportunidades laborales y huyendo de la violencia. “Otro grupo de amigos siguió a Brasil para continuar el viaje a Estados Unidos”, contó. A pesar de haber encontrado trabajo en Venezuela, decidió viajar hace unos meses a São Pablo. “Allá encontramos más paquistaníes y, vía terrestre, fuimos hasta Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Hemos viajado durante meses”. El hombre les admitió a las autoridades que obtuvo documentos de refugiado en Venezuela y Brasil, los que le permitían trabajar y juntar plata para seguir viajando hacia Estados Unidos, país al que intenta llegar desde hace 5 años. Uno de sus compañeros de viaje es un somalí que se negó a identificarse. “Estoy tratando de salir del conflicto que tiene nuestro país y en el que murió mi hermano de 17 años. La Policía lo cogió, se lo llevaron preso y después apareció con dos tiros en el pecho. Aquí les muestro la foto que tomó la prensa cuando lo arrestaron. Por eso decidí migrar. Entré a Colombia el 9 de febrero”, le admitió el somalí a las autoridades.
‘Vamos tras las redes y ya hemos tomado medidas’: Migración
La punta de lanza de los operativos contra las redes que trafican con seres humanos en Colombia es el Grupo de Investigación Anti Trata y Tráfico de Personas (Giatt), expertos con facultades de policía judicial.
A través de operaciones de inteligencia, escuchas electrónicas, allanamientos y seguimientos, el Giatt ha logrado incluso identificar a un puñado de sus propios funcionarios al servicio de estas organizaciones criminales.
“Su trabajo ya ha permitido la captura de al menos 30 personas, entre ellos los llamados ‘coyotes’ que están detrás de estas redes”, le explicó a EL TIEMPO Christian Krüger Sarmiento, director general de Migración Colombia.
Pero la lucha contra este delito tiene otros frentes.
Krüger explica que se han tomado medidas estratégicas para contener el flujo de ilegales a través de alianzas con autoridades de otros países.
En este sentido, Migración Colombia ejecuta un intercambio de datos en tiempo real con autoridades de otros países a través del sistema Advance Passenger Information (API).
“México y República Dominicana ya están en línea. Y en proceso de conexión, Argentina y Perú –dice Krüger–. Se trata de un mecanismo que lanza alertas sobre la situación legal de los ciudadanos”.
Además, el Gobierno tomó la determinación de empezar a pedir visa de tránsito a los cubanos para evitar que burlen los controles.
Pero el fenómeno es complejo porque algunos países vecinos de Colombia no piden visa. Y en Ecuador hay una ley que impide recibir a los deportados de nacionalidades diferentes a la ecuatoriana, así hayan pasado por su territorio.
“Estas personas tampoco pueden ser judicializadas, por respeto a tratados internacionales y para no revictimizarlas. Por eso, nuestro objetivo son los cabecillas de estas redes”, puntualiza Krüger.
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