El aguacero le quiso aguar la fiesta y promover el fracaso del espectáculo callejero que, durante más de tres meses organizaron sus habitantes. El lucimiento no se hizo esperar: los cachés lograron que las familias y turistas en los andenes, le rindieran con aplausos sostenidos, la solemnidad y un culto colectivo ante el derroche de arte, danza y fogosidad de los yesquiteños. El sonido del clarinete llegaba hasta la cocina y los patios de las casas, anunciando que ya venía la caravana multicolor; los platillos erizaban los corazones y las bien afinadas, trompetas en completa armonía con el bombo, la requinta y el bombardino, alzaban en tono mayor el frenesí de un bunde cada vez más imparable y multitudinario. Era la escapatoria al reprimido festejo que durante dos años se mantuvo guardado por efectos de la pandemia del covid 19.
Los banderos se abrían paso, el asfalto parecía una cantera que no perdonaba las zuelas de las zapatillas bunderas; el sol de 25 grados de temperatura, a la altura de la carrera con 27, s, llegó para quedarse hasta llegar a la casas de los Ayala, Camacho, Santos, Peña, Mosquera, Andrade, Castillo, Bedoya, Ledezma, Palacios, González, Valencia, Chaverra, Velásquez, Bejarano y otros fundacionales apellidos del barrio más populoso de Quibdó. La verbena, como todas las fiestas nocturnas que, hacen parte de la agenda de la fiesta barrial, son escenarios de encuentro artístico intercultural, reunión de familias y amigos, en donde e anfitrión se luce atendiendo a los visitantes con bebida, música y exquisitos platos de comida típica de la ciudad.

El AfroBogotano les entrega el escrito de la investigadora chocoana, Ana Gilma Ayala, y una galería de fotografías de lo que fue éste paseo de danza, música y arrebato por las calles de Quibdó.
LOS EVENTOS DE LA FIESTA FRANCISCANA
Un formato religioso – cultural sin medidas de salvaguardia
Por Ana Gilma Ayala Santos
La fiesta de San Francisco de Asís, llamada “San Pacho” en Quibdó, es el evento de mayor convocatoria del pueblo chocoano, es un espacio de integración, de sana competencia, esparcimiento, jolgorio, espiritualidad y sobre todo: de contacto humano. Pero, están en riesgo de perderse estas condiciones que se constituyen en su atractivo mayor y que han dado cuenta de su permanencia, en el tiempo y en el espacio.
Los eventos de la fiesta franciscana, son los acontecimientos religiosos y culturales que la referencian, fortalecidos a su vez, por actividades que involucran el quehacer del pueblo quibdoseño y chocoanos en general.
De tipo religioso, encontramos: las procesiones, que incluyen a la llamada mayor del 4 de Octubre, noticia de la primera celebración festiva, la cual se desarrolla en el río y con el correr del tiempo se vuelve urbana; la de los estigmas y las barriales que se realizan durante los 12 días que corresponden a los barrios tradicionales; las eucaristías, cuyas celebraciones ascienden a un número de 30 durante el desarrollo festivo.( Ver revista San Pacho Historia y tradición número 9 2011) los gozos franciscanos, o procesión matutina sin imagen, pero con toda la explosión de espiritualidad chocoana.
La fiesta de San Pacho está en la circularidad de fe y vida, en una especie de ritual ancestral que tiene como referente mayor, a la historia de un santo blanco, que se volvió negro y mestizo, gracias a un proceso fuerte de etnización.
En lo cultural, desglosamos: alborada general, (3 de Septiembre) el bando, el desfile de banderas y de comparsas, los recorridos de disfraces y comparsas entre el 21 de Septiembre y el 3 de Octubre, la balsada franciscana y los alumbramientos del amanecer del 4 de Octubre. (Estos últimos con soporte religioso)
Cada evento que se realiza, está acompañado de una serie de actividades las cuales implican símbolos propios y universales, son diversas y confirman la riqueza cultural chocoana, citamos las siguientes: convivencias, novenario, danzas inculturadas y callejeras, ofrendas inculturadas, gallardetes, teatralización de la vida del santo, o de situaciones transversales con lo social, marchas y pasacalles tocados por la chirimía tradicional, hachones encendidos, vestir del hábito franciscano, tarimas barriales, verbenas, bandereos, exposición de comidas típicas,( Instituciones educativas y Club de Leones) mitos y leyendas, concursos, (de disfraces, comparsas, balsadas, de dibujo, adornos de calles y arcos) desayunos barriales, recibo y entrega del bastón de mando, San Pachito Infantil, alboraditas y tomas barriales, juegos lúdicos franciscanos , cantos de himnos religiosos y barriales, composición de parodias; es decir, todo un formato híbrido entre la religiosidad popular y la cultura, el cual no se puede desligar, porque es la condición que hace particular a nuestra fiesta, única en este género y que ha servido de matriz a las restantes fiestas patronales del Chocó.
Nos encontramos con un problema prioritario para resolver: el gran reservorio franciscano está disperso, sin inventariar y sin medidas de salvaguardia. Para ello, necesitamos con urgencia desmontar algunas cosas, entre otras, el término pagano que estigmatiza a la fiesta, puesto que no podemos referirnos así a los eventos y actividades que hacen memoria de nuestra cultura. Recordemos que, según la Real academia de la lengua Española, el término “pagano”, se define como: infiel no bautizado, idólatras y politeístas; del latín “paganus”: aldeano, de pagus: aldea y pago y en el latín eclesiástico significa: gentil, o resistencia del medio rural a la cristianización. ¡Nada qué ver con la fiesta!
Cuando la cultura se rasga se estanca el desarrollo, evitemos que esto pase con la fiesta franciscana, entre todos concertemos su fortalecimiento, nuestra historia como pueblo está estrechamente ligada a la misma.
Como pueden observar los lectores, se parte de una fiesta esencialmente religiosa iniciada con el blanco y el indígena, la cual después se vuelve mestiza y negra, tanto en lo étnico, como en lo cultural. Hoy la disfruta Colombia y aspiramos a que lo haga el mundo entero. La fiesta de San Pacho está en la circularidad de fe y vida, en una especie de ritual ancestral que tiene como referente mayor, a la historia de un santo blanco, que se volvió negro y mestizo, gracias a un proceso fuerte de etnización.
Cuidemos y fortalezcamos los eventos de nuestra fiesta, empoderémonos de ellos, hagamos trasmisión generacional de sus historias. Contamos para ello con algunas bibliografías regionales de escritores chocoanos: de Omar Palacios Mosquera, Alfonso Mosquera Córdoba entre otras y el nuevo libro de mi autoría próximo a ser socializado el cual, lleva por título: La fiesta de San Pacho, un Patrimonio vivo con urgencia de salvaguardia.




















































































































































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